Siento un dolor en el costado
que es hacia adentro,
una herida hacia adentro que sangra hacia mí,
un ardor que se me mete hacia adentro.
Hay una foto, una en concreto,
que me estira un corte largo
del pecho hasta el ombligo.
Tengo una nuez partida entre las paredes
de la garganta, cortándome sus ángulos,
y no puedo parar de vomitar
arena; la boca me sabe a polvo
después de morder la tierra.
En las manos tengo llagas,
me falta la piel que se arrancó
escapada a tejerse con la tuya.
De los dedos me penden
gotas de sangre como puños,
y tengo el esternón quebrado
sudando el terror negro de perderte,
algún día perderte.
Fría está mi carne, grises mis labios y delgados,
temblando, temblando por un beso cierto.
Pero por fuera se me ve un chico bastante sano,
solo un poco triste, quizá un tanto viejo,
ni tan solo sapo amargo y en verdad,
creedme, tengo todo el cuerpo
completamente amputado,
nunca más he de tener doradas las pupilas.
8 comentarios:
2 de agosto de 2009, 7:59
Es que creo que lo mío no viene de fuera, sino de dentro. Es lo que los médicos llamamos neuropatías, cuando los nervios están afectados y ya no transmiten correctamente la sensibilidad. Puede que haya hiperestesia o anestesia, disestesia o dolor. Yo tengo anestesia y dolor, mucho dolor. Dolor lacinante que dicen, como un hormigueo doloroso, como miles de agujas.
En fin, que necesito morfina. Morfina con nombre de mujer.
3 de agosto de 2009, 12:31
No puedes quejarte de estar anestesiado y luego pedir morfina. Yo creo que estás curado de ella, díme tú si no por qué te duele tanto, y que la cura ha sido como la enfermedad, igual de puñetera, porque es otra cara de la vida pero que sigue siendo eso, vivir. Es de lo que se trata. Ánimo, y búscate una mujer que no sea solo opio, ¿eh?
4 de agosto de 2009, 14:37
Ah, esa es una de las características del dolor neuropático: puedes no sentir la mano que te acaricia, y sólo sentir descargas de dolor aleatorias. No voy a curarme la sensación de anestesia, pero al menos, que no me duela.
¿Pero sabes?, últimamente me duele menos. Será cosa de la luz.
28 de agosto de 2009, 16:50
Al final pasé por aquí. Mira que tu poesía no me suele tocar, pero este texto, sumado a la banda sonora, grande siempre, de The assasination of Jesse James, me ha dado como un puntapié en la boca, tal vez recordándome a mí mismo en un pasado no muy lejano y compadeciéndote, porque creo que jamás escribiste cosas tan deprimentes, en el sentido de que se nota que estás dolido, y eso me parece un triunfo para el que lo haya conseguido porque muy pocas personas merecen un afecto tan grande. Y veo que también usas el rojo por aquí. Basta ya de Sangre, Chus. Sangremos juntos.
29 de agosto de 2009, 2:06
Eh, bud, ¿es que quieres ver lágrimas? Eres un sádico, como el blog o como el pasado.
¿Quién se corta primero? La verdad es que siguo necesitando una sangría de primera para sacarme lo que me queda de mierda por dentro, y ya debes saber que no es una de esas cosas que están bien hacer solo. Al final sigue siendo abrirse las venas.
Gracias tío.
19 de septiembre de 2009, 2:52
Una catarsis. Un exorcismo para limpiarse mugres interiores y desvalijar el cuerpo de terrores, con incisivos funcionando las 24 hs. El final es un balazo. A tus pies.
20 de septiembre de 2009, 5:42
A los tuyos, no sé bien por qué, pero estoy seguro.
21 de octubre de 2009, 18:29
Te imagino con los brazos pesados colgándote en los costados.
Te imagino con la mirada esquiva o con los ojos cerrados. Te imagino contenido pero desbordado. Te imagino no mudo pero sí callado.
Te imagino como un recuerdo, te siento como algo no vivido pero que ya ha pasado.
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