A tus enfados
Quiero amarte hasta la decepción, arrimarte a tu locura.
Quiero tener que desistir bajo un mantel de líquenes
y llorar las piedras esas que no mojan pero rasguñan.
Quiero tu dolor.
Quiero, al cabo del dolor,
impeler con un grito furioso las astillas últimas del nosotros
y drenar el torrente de sangre por tu coño
y ahogarme,
y morir,
que muramos,
y volver a empezar.
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