-No estoy hecho para soportar los golpes, sino para absorberlos.
-Soy patológicamente sensible –a muchas cosas en mí mismo, reacciono contra ellas al reconocerlas (cosa que me hace también, y por bien, aunque me duela, inconformista y en absoluto un cobarde)-, y en eso radica mi inestabilidad emocional. Cualquier nimiedad, además, puede actuar de detonante de mi memoria interior. Revolver mi cotidianeidad despierta a mi conciencia, y ésta quiere imponerse otra vez por encima de la rutina. No creo que pueda convivir con una vida normal.
-A veces uso la tristeza y la melancolía para justificar mi incapacidad. A veces dudo si no es verdaderamente una justificación. Lo que es un hecho es que estoy convencido de que soy una persona francamente delicada, a caso porque me he habituado a bordear las líneas que delimitan los peligros, y sigo haciéndolo. No creo que sea histrionismo o exageración o ansia de piedad, me siento de veras haciendo ese tipo de equilibrios en muchos aspectos. También creo que es porque no soy capaz de elegir una cosa entre dos, prefiero tener ambas. Supongo que es ambicioso quererlo todo, aunque todo sea sólo un poco.
-Creo que mi potencialidad justifica mis pecados, como si fuese más importante mi deber de realizarla
-No soporto bien sentir las limitaciones que se me impusieron al nacer humano. "Estoy muy enfadado con el mundo por haberme concebido tan ridículo, tan finito y limitado, tan lejos de Dios"
-No soy vago sino perfeccionista y exigente conmigo y con el mundo. Qué de decepciones, por cierto, y muchas por “vagancia”.
-Nunca admitiré mi carencia de capacidad porque nunca será verdad, aunque a veces piense que ya va siendo mi hora de morir porque he dejado de tener sentido y sienta que el mundo va avanzando sin que pueda ya seguir su transcurso porque ya estoy fuera de él.
5 comentarios:
17 de enero de 2010, 20:36
Te queremos en Babilonia. Te seguimos y eres, sin duda, parte de la belleza extraordinaria de este mundo.
26 de enero de 2010, 6:24
Me encantó, tío.
El día que te mueras esto se publicará en algún diario, ya verás.
27 de enero de 2010, 3:33
Mi querido Philippe Petit, no quieras menos que todo. Tu sensibilidad es, paradójicamente, tu escudo. Te abrazo muy fuertemente.
27 de enero de 2010, 7:10
Gracias, Pájaro
29 de enero de 2010, 8:41
No es pájaro. Es una pájara.
Publicar un comentario