Escapar

Escapar,
escapar no es de cobardes
cuando las paredes se hacen de plomo
y se angostan,
se aprietan para joder entre ellas.
Escapar,
escapar, hoy, no es escapar,
es poner rumbo o levantar cabeza,
no, no es huir,
es besar al mar, como al cielo,
y amar.
Hoy otra vez muero,
las sienes se me enrollan al cerebro
y los ojos se me cuartean,
lomos de río o páramo todo secado,
y el arrullo de las olas calla, callan,
y el aire es lodo de aire
a la orilla negra de la playa;
y mis huesos tiemblan por la médula,
mis costillas tiemblan, mis radios,
y sólo ellos se dan cuenta,
fuera, nada,
yo, nada,
son ellos ahora quienes hablan:
Ponedle precio a la vida, por favor,
ponle precio a mi vida,
por piedad.
Escapar,
escapar, hoy, es reconciliarse con mi alma.

2 comentarios:

  PÁJARO DE CHINA

15 de noviembre de 2009, 10:59

Hace falta escapar, tantas veces. Huir, huir, sin mirar atrás, para sobrevivir. Me gusta que te atrevas con todas las palabras. Hay que amarlas, saquearlas, desventrarlas, perderles el respeto, así. Un abrazo.

  Elena Ca.

16 de noviembre de 2009, 6:01

Conozco esa sensación.
La de querer arrugar la realidad y tirarla a la basura, la de querer desdibujarte de la vida, la de no querer ser nunca más y la de dudar que alguna vez hayas sido.
Y aun así permaneces ahí sentado, inevitable, descompuesto y malherido.
Total...
¿Hacia dónde vas a ir si tarde o temprano algo te va a obligar a volver?
Caer para levantarte para caer para levantarte... cada vez más cansado, cada vez más vencido...
O eso nos gusta creer porque la verdad es que siempre es igual, parece que nos gusta salarnos las heridas para regocijarnos en nuestra miseria. Estoy convencida.

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