Dilusión

El mundo viene sufriendo
una suerte de epilepsia
ya desde hace algunas horas
y me imagino desde entonces
yo un arte abstracto,
yo una realidad que solo converge
como un rayo
en cada estertor
como un calambre
y que entretanto sedimenta
mansamente
que parece pidiendo un perdón
por el lugar
y otro
por la forma,
perdón
por la consistencia.
Pero no es solo eso.
Últimamente, en la afección,
no estoy yo,
pero Dios no está,
y mi suerte no está,
y de los sentidos
solo el tacto queda.
Es como si a éste caparazón
le hubiesen dejado
sin su perla.
Veréis:
es que yo solía ser poeta.

Sueño ahora cuando sueño
que recuerdo
y sin dormir presiento
un zurcimiento ensordecido,
un escarbar como de insectos
entre el pelo,
una colonia de pesadillas
en estado de
germinación
que no sé si trepan
por mi halito,
si la debacle
no soy yo.
Y no escribo una mierda.
Es que no consigo financiación para mi alma.

¿Sabéis esas veces
cuando no habéis dónde pinchar,
cuando no hay sustancia
y encontráis excusas
y también la excusa aquella
de que ninguna fue
ninguna excusa?
Una de aquellas veces
soy yo.

Siempre vuelve











En palabras de Waugh, la novela "trata de lo que la teología llama «la intervención de la gracia divina», es decir, el acto de amor unilateral e inmerecido por el que Dios llama continuamente las almas hacia Sí"

Silenciado...

...como un cuadro de Munch